domingo, enero 20, 2008

Tardes de domingo

Las tardes de domingo son aquellas en las que normalmente echo de menos vivir en una ciudad para poder salir un rato sin prisas ni apreturas a tomar algo a un bonito café de los que no hay en mi pueblo. Esos en los que hay gente tranquila, contando cómo les fue el sábado noche en el club de moda o en casa de unos amigos cenando y jugando a las cartas. Y sobre todo echo de menos las calles húmedas, el murmullo de los autobuses y las luces de los semáforos. A lo mejor es que tengo nostalgia del futuro y en el fondo del estómago presiento algo que va a pasar y no sé muy bien cómo o cuándo, o ni siquiera si pasará.
Cuando la vida de una persona que representa el pilar de tu propia vida desaparece sin avisar, te queda una sensación de vacío permanente. Entonces te miras por dentro y te planteas si realmente estás haciendo lo que quieres, o simplemente te estabas dejando llevar por la inercia de un oleaje general.
Ahora me doy cuenta que hay muy pocas cosas trascendentes, y que si quieres hacer algo, hay que actuar, hacerlo, arriesgarte, y, p
or qué no, equivocarte. Aunque reconozco que cuesta arrancar, hay que empezar por pequeñas cosas, y poco a poco te vas dando cuenta de lo que merece o no la pena.
Y aunque haya pasado una buena tarde, en el cine, la sensación que tengo ahora es la misma que me ha dejado la película, un poco a medias. Así que hubiera estado bien un paseo de última hora por las aceras húmedas de alguna gran ciudad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa sensación que tu dices, de si haces las cosas porque quieres o por propia inercia yo también la he sentido muchas veces y si, también tienes razón en que las cosas o te arriesgas y las haces o siempre te quedará el "que habría pasado si..." pero bueno, es como todo, o te arriesgas o no ganas.
Bueno, que me enrrollo como las persianas jaja, ¿Como estais?tenemos un desyuno pendiente xiquetas así que cuando os apetezca me dais un toque.

Besos, Lorena

Anónimo dijo...

Pd: no hay cosa más aburrida que un domingo en este pueblo jaja, hay que joerse....

Rosabel dijo...

Tienes razón Lorena, desde siempre me ha parecido que el domingo por la tarde era el peor momento de la semana. He intentado hacer cosas para mejorarlo, pero el pueblecito se las trae y al final acabas deprimida igual.
A ver si el viernes que viene desayunamos, el 1 de febrero, que Ruth está de exámenes.
Besos