
La suerte es que de camino, mientras llegaba, he tenido la maravillosa visión de los almendros en flor. Un espectáculo formidable. Siempre he pensado que la verdadera belleza está en las personas y que va mucho más allá de ser guapo o feo.
Pero hoy no he tenido duda de que los campos de color rosa y que las delicadas flores de los almendros también son un claro ejemplo de belleza. Y pensándolo bien, de belleza mucho más pura de la que podré encontrar en un humano.
Así que por lo menos he tenido un momento agradable que ha salvado este día tan horrible.
Eso y el croissant con chocolate que me acabo de comer.... pero eso ya es otra historia.
1 comentario:
Anda ya!pero si estamos tu hermana y yo y superamos con creces cualquier belleza! jajaja, ahora en serio, tienes razon, eso si, intentaremos no cargarnos entre todos esta naturaleza porque a este paso,fotos como la que has puesto sera dificil de encontrar...
Lorena
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